Mejor no salgas descalza si perdiste tu zapato por perseguir la esperanza...
jueves, 22 de octubre de 2009
miércoles, 21 de octubre de 2009
lunes, 19 de octubre de 2009
domingo, 18 de octubre de 2009
lunes, 12 de octubre de 2009
Diario de una abstemia
Ser abstemio comporta ser considerado un ser paranormal, que no sabe divertirse, que no sabe pasarlo bien. Y es que no hay nada peor que intentar explicarle a alguien que no bebes porque no quieres, al igual que no te das golpes en la cabeza porque duele, y que esta persona aún crea que el bicho raro eres tú.
- ¿No bebes nada?
- No tengo sed.
- Pero algo tendrás que beber.
- Bebe tú.
- No, si yo ya llevo 4.
- Enhorabuena.
Tras cuatro o cinco conversaciones similares, empiezas a preguntarte qué llevará eso que induce tanto al patetismo. Y mientras tú te preguntas eso, ellos se quedan ahí, mirándote, preguntándose qué extraña enfermedad hepática padecerás para no ponerte a beber, o cuántos meses te faltan para tener al bebé. Ya sabéis, la gente, que busca razones tangibles.
Si cantas y bailas y lloras de la risa, tienes que estar borracho.
Si aguantas horas bailando, tienes que estar borracho (o haberte metido algo).
Si todos tus amigos están borrachos, tienes que estar borracho.
Y si vas a un botellón, ¡¡no puede ser que sólo bebas Aquarius!!
Y es que la gente que bebe, quiere que tú también bebas para no sentirse tan alcoholizado.
Y también están los compromisos sociales.
Porqué claro, cómo no vas a beber en fin de año, o cómo vas a brindar con agua en Nochebuena. Y cómo vas a estar con tu lata de Trina en la fiesta de un amigo.
Por la mente de un abstemio pasa la pregunta fundamental cuando estás rodeado de gente absorbiendo litros de alcohol en un botellón:
- Oye, pero, además de estar sentados bebiendo y hablando (eso siempre que se les entienda), aquí ¿qué se hace? ¿se juega a algo?
- No, qué va, aquí sólo se bebe y si quieres algún porro también hay, así que si no bebes y no quieres hablar con borrachos, quizás te vas a aburrir un poco.
- Ah, ya... Y oye, a tí, ¿te divierte matar neuronas bebiendo alcohol?
- De algo hay que morir, ¿no?
Sí, claro, supongo.
Y mientras divagas sobre si no serás realmente tú el bicho raro o el ser paranormal, te viene otro especímen con grandes cantidades de alcohol en sangre y te dice:
- Tía, vente al botellón mañana.
- No, paso, si yo no bebo.
- ¿No bebes? Tú no te sabes divertir.
Ahí queda eso.
- ¿No bebes nada?
- No tengo sed.
- Pero algo tendrás que beber.
- Bebe tú.
- No, si yo ya llevo 4.
- Enhorabuena.
Tras cuatro o cinco conversaciones similares, empiezas a preguntarte qué llevará eso que induce tanto al patetismo. Y mientras tú te preguntas eso, ellos se quedan ahí, mirándote, preguntándose qué extraña enfermedad hepática padecerás para no ponerte a beber, o cuántos meses te faltan para tener al bebé. Ya sabéis, la gente, que busca razones tangibles.
Si cantas y bailas y lloras de la risa, tienes que estar borracho.
Si aguantas horas bailando, tienes que estar borracho (o haberte metido algo).
Si todos tus amigos están borrachos, tienes que estar borracho.
Y si vas a un botellón, ¡¡no puede ser que sólo bebas Aquarius!!
Y es que la gente que bebe, quiere que tú también bebas para no sentirse tan alcoholizado.
Y también están los compromisos sociales.
Porqué claro, cómo no vas a beber en fin de año, o cómo vas a brindar con agua en Nochebuena. Y cómo vas a estar con tu lata de Trina en la fiesta de un amigo.
Por la mente de un abstemio pasa la pregunta fundamental cuando estás rodeado de gente absorbiendo litros de alcohol en un botellón:
- Oye, pero, además de estar sentados bebiendo y hablando (eso siempre que se les entienda), aquí ¿qué se hace? ¿se juega a algo?
- No, qué va, aquí sólo se bebe y si quieres algún porro también hay, así que si no bebes y no quieres hablar con borrachos, quizás te vas a aburrir un poco.
- Ah, ya... Y oye, a tí, ¿te divierte matar neuronas bebiendo alcohol?
- De algo hay que morir, ¿no?
Sí, claro, supongo.
Y mientras divagas sobre si no serás realmente tú el bicho raro o el ser paranormal, te viene otro especímen con grandes cantidades de alcohol en sangre y te dice:
- Tía, vente al botellón mañana.
- No, paso, si yo no bebo.
- ¿No bebes? Tú no te sabes divertir.
Ahí queda eso.
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