domingo, 11 de mayo de 2008

Hola, es la una y trece de la madrugada y no sé a quién le escribo (y no me escribo a mí misma, como tantas otras veces), pero sí que sé que existe, que está ahí fuera (o demasiado dentro). No sé que estará haciendo ni cuanto tardará en llegar, pero sí que le pido que, si se plantea venir, me traiga un nuevo tazón para la leche, que el mío se me acaba de romper. Ah, y que no se olvide el colacao que me queda muy poco. Y bueno, que se traiga un tazón para su leche, por si se queda, ¿no? ya que viene... y un par de lagrimales nuevos que los que tengo ya no funcionan y siguen pasando cosas tristes como para ser capaz de dejar de llorar, y además hace una barbaridad que no llueve, aunque sólo sea una invención de mis sentidos, así que si trae tormentas de verano estaré muy contenta.

No hay comentarios: