domingo, 15 de junio de 2008

Yo, Sandra, la de las miles de sonrisas en el bolsillo del pantalón. Ella, Nerea, la de la filosofía inacabable, la de las fotos mágicas, la de los abrazos infinitos. Ella, la de los días tristes, la que endulza el tiempo con una melodía, la que arranca sonrisas como arranca corazones. Ella, la rebeldía, la fuerza, la guerra. Ella, la que vuela por encima (de todo y de todos), la de los motivos para seguir luchando. Por este tiempo en el que hemos estado juntas, y por todo el que nos queda. Por lo que has hecho por mi, y yo por ti, por lo que hemos hecho juntas, por todos los momentos compartidos, por las sonrisas, por las miradas cómplices, por tus ojos dentro de los míos, por tus besos, tus mejillas, por todas las veces que tus lágrimas no han servido para nada, por todas las veces que me has necesitado, y por todas esas que el orgullo siempre ha estado allí, hasta ahora.

Para una estrella que me ha hecho sonreír cada día, sin excepciones, mi N.
Y por la colección de momentos que aún nos queda por acabar.

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