Hacerte estremecer con todos los sentidos lo que no haré con las manos.
Querría reír hasta la locura tarareando canciones y balanceando mis pies en alguna costa, con tu mano escondida en mi bolsillo.
Recuperaría esas miradas tan cómplices que sólo podrían descifrarse rozando la curva de tu cuello, desnudando lentamente tu alma y arrancándote la pena que puedas tener dentro.
Y podría caminar descalza tanto como quisiera, jugando a ser lo que nunca me dejaron. Acariciando la arena con mis dedos y compartiendo granito a granito la felicidad de mi sonrisa.
Pero hoy simplemente dormiré eternamente, agarrando mi almohada por no poder abrazarme a ti. Mañana.
Tú.
Inteligente, con mal genio por las mañanas, romántico empedernido por las noches, sorprendente cuando te veo en la puerta del instituto un día sin avisar.
Grandes sonrisas, pequeños corazones desarreglados. Hacer el amor, contigo, siempre.
Y soy feliz siéndolo contigo, cada día, hora, minuto y segundo. Un reloj para parar nuestro tiempo.
No puedo materializar en palabras lo que significa el hilo invisible de la unión y la certeza de la confianza.
Sé que tú eres de menos palabras que yo, y sé que me comprenderás. Porque por fin me comprendes. Eres increíble, pero lo que te hace serlo es que tú ni siquiera eres consciente de ello.
Sonríe, siempre sonríe, mi estrella.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario