sábado, 11 de octubre de 2008

A tí, pasado: Creo que te estás convirtiendo en el fantasma de la persona que un día llegó a ser un trozo de mí. El fantasma de una persona que ES un trozo de mí. Y no puedo entender porqué. Hace tiempo te conté cómo las palabras pueden doler más que una acción. Lo sabes. Ni siquiera sé si te has dado cuenta de cómo me siento. Es pasar por nuestro lugar, recordarte. No lo entiendo. No entiendo nada. ¿Es que no ves que eres preciosa? Lo eres. Lo eras. No tenías (tienes) que cambiar en nada. Y lo hiciste. Siempre. Siempre caigo en el error. El mismo, otro nuevo... Eso da igual. Siempre es un error. Y ojala, de verdad, OJALA que esto no sea nada. Que las palabras que te escribo sean una exageración. Que sigas siendo la misma. Fabrica tus palabras, tus sonrisas, tus miradas. Tenías magia aquel día. Tenías magia todos los días. No tienes que intentar ser de otra forma para gustar a nadie. ¿Intentas ser de otra forma? Me rodeas de lágrimas. Justo tú, la persona que siempre me hacía reír. Te grito con silencios. Ya no sé gritar de otra forma. Si descubres que es a ti a quien van dirigidas estas palabras, si tienes una pequeñísima sospecha, dímelo, por favor. Sólo quiero volver a reír por ti. No pienses que se ha roto el hilo que nos une. Sabes que es ultra resistente. Sólo piensa que te necesito. Como antes. Como nunca he dejado de necesitarte.

No hay comentarios: