lunes, 13 de octubre de 2008

[19 de febrero].

Y ya son 17 febreros.

Hoy, hace 17 febreros que voy entre los coches y avenidas (¿recuerdas?), como una pompa de jabón (pensando otra vez en ti).

En el largo (o corto) camino que he recorrido para llegar hasta aquí, me he encontrado con pequeñas sorpresas. Esas sorpresas, a veces, han sido las que han causado mis lágrimas. Lágrimas que siempre terminan borrándose. Más tarde o más temprano, desaparecen. Menos una. Hoy estoy aquí, intentando acordarme de los momentos que he pasado desde que llegué. Y no puedo evitar sonreír.
Sobre todo, recuerdo a una estrella que me ha hecho sonreír cada día, sin excepciones, mi N. Recuerdo a Cristian, mi medio corazón. Recuerdo a una persona muy especial que lleva un pijama para dos y se convirtió en mi sonrisa. Recuerdo millones de tardes delante de una pantalla, y un niño con olor a vainilla que me hacía cosquillas y no se daba cuenta. Recuerdo a Mickey Mouse haciéndome feliz con un sólo parpadeo y abrazándome, siempre abrazándome. Recuerdo a mi corazón en Barcelona, mi pequeña ciudad. A Josep, que sigue demostrándome que no hay nadie como él. Recuerdo las tardes en la calle con Dani, cuando olvidábamos que había un mundo ahí fuera, cuando creábamos el nuestro propio. Los días con Esther, cuando soñábamos sin fechas, días durmiendo con ella, tardes de chocolatinas. Y también recuerdo tardes en las que lloraba de la risa con mi cabecita loca, Aida. A Laura, y las inmensas sonrisas al recibir sus cartas. Recuerdo también un verano, cuando me encontró. Y fuimos, somos una. Mi Ese de Sandra. Su Ene, de Nerea. Recuerdo a Bárbara, y nuestros mensajes, cuando le contaba que guardaba agua de lluvia en tarros de cristal. Recuerdo a Luís y sus ojos magos, y con ellos, todas mis cicatrices. Recuerdo a Marc. Si el cielo estaba gris, él lo coloreaba (y sigue coloreándolo). Recuerdo a Marina, mil risas en dos días. Grabada en mi corazón. Recuerdo miles de iniciales. A mi Susanita, a Montse, a Adriá, a Marta, y las risas no siempre compartidas. Recuerdo a Kevin, a mamá y a su él. Recuerdo a personas que quisieran que las recordara más. Recuerdo a otras que no quieren que las recuerde, o no lo demuestran. Recuerdo días en los que lloraba con las nubes, pero hoy no es uno de ésos. Hoy sólo quiero dar las gracias a todas las personas que han compartido algún minuto de todos los que hoy cumplo. Y, sobre todo, a las que viajan en mi corazón, a cualquier persona que hoy me haya pensado (lo sepa yo o no)... Gracias.

*

Gracias, gracias, gracias.
A ti, Nerea, mi liliputiense. Me gustaría decir que recuerdo cuando llegamos (juntas, siempre. Presente, pasado y futuro) al mundo. Teníamos miedo, lo sé. ¿Por qué nos sacaron de aquella barriguita? Entonces no lo sabíamos, pero nos quedaban mil lágrimas por derramar y millones de sonrisas que inventar. Y puedo asegurarte que si no fuera por ti, las lágrimas serían millones y las sonrisas miles, o quizá cientos. Me da igual como quede este texto, me dan igual las faltas o las repeticiones. Sólo quiero que sepas que no podría, no sabría vivir sin ti. Que diecisiete es poco comparado con lo que nos queda, y sobre todo, que te quiero.
Que te quiero como no puedo querer a nadie más. Y que los diecisiete van a ser especiales porque estaremos (una vez más) juntas.

Felicidades, S.

No hay comentarios: